Los oficios que se extinguen y cómo rescatarlos
- Afiladores, relojeros y otros oficios artesanales han sido desplazados por la llegada de nuevas tecnologías y de tendencias que afectan su trabajo
La pandemia que ha azotado al mundo durante el último año agudizó la de por sí ya acelerada pérdida de oficios tradicionales.
Se trata de un mal característico de las economías en desarrollo, y que afecta principalmente a aquellas personas que no han podido adaptarse a las nuevas tecnologías, ya sea por su complejidad o porque no han tenido las oportunidades para hacer uso de ellas.
Tal vez has utilizado los servicios de estos trabajadores, es posible que sean parte del paisaje cotidiano de tu colonia, e incluso que te hayas preguntado cuál sería una forma adecuada de preservar sus servicios en tu barrio.
Estos son algunos ejemplos de lo que aquí tratamos, la importancia de la microeconomía que generan y el difícil camino que enfrentan ante los cambios de hábitos de los consumidores.
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Afiladores
Este oficio proviene de Galicia, España, llegó a nosotros en la época colonial luego de que el cuchillo y las tijeras se volvieran algunos de los utensilios más usados.
Los afiladores van de barrio en barrio ofreciendo sus servicios para regresar su utilidad a estas herramientas, a las cuales poco a poco se les han ido sumando otros, como el pelapapas, las hojas de afeitar, las navajas de estilistas e incluso el instrumental médico.
Hoy en día, estos trabajadores son cada vez menos vistos debido a diversos factores, como la falta de demanda, los pocos alcances de la difusión de sus servicios, la edad (es un oficio que ha dejado de heredarse, por lo que la mayor parte de las personas que lo desempeñan son mayores) y la falta de modernización de sus servicios.
Zapateros
La industria del calzado es una de las más lucrativas en México, pues, según los Censos Económicos, genera empleo directo para más de 115 mil personas y, solo en 2019, se llegaron a producir hasta 250 millones de pares de zapatos.
Contrariamente a la bonanza de esta industria, los reparadores de zapatos, que en su mayoría trabajan de forma artesanal, representan uno de los oficios que al parecer vive sus últimos días.
Este trabajo es de los más antiguos en México, pues muchos historiadores concuerdan que los Olmecas tenían conocimiento sobre la fabricación y compostura de su propio calzado.
Con el desarrollo industrial y la llegada de nuevas tecnologías, los zapateros artesanales han disminuido.
Igualmente, la apertura a otros mercados ha permitido el ingreso de cientos de marcas y productores de zapatos, permitiendo que el calzado sea rápidamente sustituible.
Relojeros
Los primeros relojeros en el mundo surgieron aproximadamente en el siglo XII, con la invención del reloj de péndulo, una máquina grande que marcaba la hora gracias al funcionamiento de los engranajes.
De acuerdo con el libro Time and Timekeepers, de Milham I. Willis, factores como el clima, la oxidación o el peso de algunas piezas que afectaban el funcionamiento del dispositivo, marcaron la expansión del oficio de relojero.
En México, la edad oro de los relojeros fue hasta el siglo pasado, cuando se popularizó el uso de este accesorio y llegaron las principales marcas europeas; sin embargo, con la aparición de los celulares y, posteriormente, del teléfono inteligente, el servicio de estos especialistas fue desplazado.
Con las restricciones de la pandemia, los relojeros han sido de los primeros en cerrar sus locales y de los últimos en recibir luz verde para reabrir, por lo que esta temporada pudo haber acelerado su extinción.
Costureras
De forma similar al calzado, la industria textil es de las más prolíficas en México: tan solo el año pasado, este sector representó más de 716 millones de dólares del PIB nacional, según el Inegi y la Cámara Nacional de la Industria Textil (CANAINTEX).
A principios del siglo XX, era normal ver que las costureras, un oficio que se heredaba de madres a hijas, ocupaban un lugar importante en el comercio local. Sin embargo, esto ha cambiado con el paso del tiempo.
En los últimos años, las costureras de taller, acostumbradas a reparar las piezas más queridas del clóset, han quedado desplazadas por varios factores.
Quizá el más importante de ellos es la llegada de la fast fashion, marcas que aportan prendas de baja calidad pero que responden a las tendencias de la moda en curso.
Este tipo de ropa es funcional por una temporada y, al dejar de serlo, los usuarios prefieren cambiar sus prendas en lugar de buscar su arreglo. Son las llamadas “prendas desechables”.
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Una solución en común
La mayoría de estos oficios tienen un problema en común: no han ajustado su difusión y oferta al mercado digital, el cual despunta a la par que se desvanecen los oficios de tradición.
Las plataformas digitales ofrecen una alternativa para recuperar estas fuentes de ingreso y evitar que las familias que se benefician de éstas se vean en el desamparo que implica la falta de empleo.
En abierTTo sabemos lo que esto significa, por ello, nuestra plataforma funciona como una incubadora de negocios, ofreciendo la visibilidad en canales digitales sin la necesidad de una inversión ni de perder en comisiones el poco margen de utilidad de los oficios tradicionales.
Si conoces a alguien que subsista en estas economías en extinción, invítalo a ser parte de abierTTo, pues será una forma de obtener nuevos clientes y empezar a generar un ingreso dentro del mercado digital.